miércoles, 16 de noviembre de 2011

La vinculación de mutaciones en 12 genes al cáncer de ovario puede conducir a una prevención más efectiva

Muchos pacientes con carcinoma de ovario portan genes con mutaciones que predisponen a padecerlo, recientemente se ha visto que son más genes que los que previamente se habían determinado

Un método experimental rápido para el análisis de genomas ha localizado mutaciones en 12 genes para implicados en diferentes tipos de cáncer heredables, como es el caso del de ovario, de las trompas de falopio y de peritoneo, un fino tejido que delimita la zona inferior del abdomen.

Más de un quinto de los casos de cáncer de ovario que ocurren en mujeres, poseen una predisposición familiar, pero si se confiase en el historial familiar, se hubieran perdido más de un tercio de los casos, dijo la doctora Elizabeth Swisher, autora del artículo en el que se publicaron estos descubrimientos en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Swisher es un profesor de ginecología y obstetricia en la University of Washington, en Seattle. Ella dirige el programa de prevención de cáncer de mama y de cáncer de ovario en la UW y en el Seattle Cancer Care Alliance, y es una investigadora afiliada en el Fred Hutchinson Cancer Research center.

Los resultado del estudio mas reciente tienen implicaciones de largo alcance, más allá de la importancia de la identificación de mutaciones relacionadas con el cáncer de ovario y otros similares.

El sistema de análisis del genoma desarrollado por el equipo para esta investigación, el cual es rápido y tiene un bajo coste, en poco tiempo podría aplicarse para el análisis de mutaciones génicas conocidas en pacientes que padezcan cáncer de mama, de ovario, de colon, melanoma y páncreas. Podría estar disponible un sencillo test para determinar a un paciente la susceptibilidad de padecer uno de estos tipos de cáncer.

Además, por este método se pueden analizar una gran cantidad de muestras simultáneamente, lo que podría permitir su aplicación a gran escala, para estudios en poblaciones sobre mutaciones causantes de cáncer. Estos estudios podrían indicar quién está en riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer y cómo se pueden mejorar la eficacia de la prevención.

Los científicos de la UW han llamado a este método de secuenciación BROCA, después de que Paul Broca, un científico del siglo 19 el cual fue el primero en describir casos de cáncer de mama y de ovario hereditarios. Los científicos han dicho que BROCA es altamente sensible y puede encontrar toda clase de mutaciones genéticas, incluyendo substituciones simples, pequeñas inserciones y delecciones, y grandes reordenamientos de genes.

“El test BROCA no ha sido patentado”, han dicho los investigadores, y han añadido que los diseños para su uso en estudios genéticos están disponibles gratuitamente.

En la actualidad, se han hecho test para detectar genes que ya se conocían que estaban relacionados con el cáncer de mama y de ovario, como es el caso de los genes BRAC1 y BRAC2, los cuales se han hecho por una sola compañía. El coste de este test es de unos 3000 euros, para un test no exhaustivo, acompañado de un test adicional para encontrar reordenamientos génicos.

Cuanto más genes de susceptibilidad al cáncer se encuentren, no es económico analizar a un paciente una sola mutación génica, y a continuación se vuelve a empezar para analizar otro gen, y luego otro. El análisis gen a gen llevará eventualmente a una vía en la que en un único análisis que identifique exactamente toda la clase de mutaciones génicas que permitan a los tumores crecer de una forma descontrolada.

En la actualidad, el precio de los productos químicos del test BROCA es de unos 150 euros. Los costos de llevar a cabo el análisis genómico se han reducido, debido a que se incrementa el número de muestras que se pueden colocar en los múltiples carriles presentes en los secuenciadores.

Swisher y su equipo se han centrado en la detección génica en el cáncer de ovario, probando este método de secuenciación porque el cáncer de ovario es uno de los más mortales que afectan al sistema reproductor femenino. Es difícil diagnosticarlo en sus etapas iniciales.

El cáncer de ovario y de peritoneo aparecen de una manera silenciosa. Eventualmente aparecen síntomas en un primer momento, pero éstos mimetizan condiciones aparentemente benignas, tales como la hinchazón.

“Muchas mujeres no son diagnosticadas hasta que el cáncer está en un estado avanzado hasta un punto en el que las probabilidades de cura son muy pequeñas”, dijo Swisher. “Las mujeres con una fase temprana de cáncer de ovario tienen una mejor supervivencia que aquellas que son diagnosticadas en fases tardías de la enfermedad, pero los métodos actuales de detección no son efectivos”.

La ausencia de una detección temprana efectiva es por lo que Swisher y su equipo de investigación están buscando una imagen genética más completa de cáncer de ovario y otros cáncer más relacionados. Aprendiendo que mutaciones genéticas están asociadas con estos tipos de cáncer pueden conducir a analizar con el objetivo de identificar de una manera temprana las mutaciones en mujeres propensas a esta enfermedad maligna.

Los investigadores han dicho que un test rápido y de bajo coste para buscar una enorme variedad de mutaciones asociadas al cáncer de ovario podría permitir tomar medidas de prevención efectivas. Por ejemplo, una mujer cuyo perfil genético indique un alto riesgo, podría considerar someterse a una operación en la que se le extirparían sus ovarios y sus trompas de fallopio. Este procedimiento se ha visto que disminuye la tasa total de muerte en mujeres que portan mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2.

Estas mutaciones particulares aumentan el riesgo de padecer cáncer de ovarios tanto como el de cáncer de mama. Como este estudio pone de manifiesto, mutaciones previamente desconocidas en otros genes también ocurren en la población de mujeres diagnosticadas de cáncer de ovario.

El desarrollo de nuevos fármacos frente al cáncer que aniquilan selectivamente a células que contienen ciertas deficiencias genéticas, es otro gran incentivo para los científicos para localizar otras mutaciones que estén envueltas en el cáncer de ovario, señaló Swisher. Por ejemplo, la nueva clase de fármacos inhibidores de la denominada poli-ADP-ribosa polimerasa (PARP) son letales para las células que han perdido las substancias químicas producidas por los genes BRAC1 y BRAC2 normales. Los fármacos PARP han demostrado tener eficacia como tratamiento del cáncer de ovario en pacientes con mutaciones en estos genes.

Los científicos de la UW han aplicado el test BROCA para analizar el ADN de 360 mujeres sometidas a cirugía entre el 2001 y el 2010 en la University of Washington las cuales padecían cáncer de ovario así como cáncer en el revestimiento del útero. Ni la edad de aparición del cáncer ni el historial familiar fueron factores para la selección de las mujeres.

Dentro de este grupo de mujeres, los investigadores encontraron 85 mutaciones en 12 genes. Muchas eran mutaciones que causaban la pérdida de la función del gen. U ejemplo de estas mutaciones en las que se pierde la función génica es la incapacidad de las células para producir substancias químicas para suprimir los tumores. Como los científicos se esperaban, las mujeres con una historia personal de haber padecido cáncer de mama tienen una probabilidad extremadamente alta de portar una mutación que ha sido heredada. Un historial familiar de cáncer de mama, de ovario, de útero y pancreático, pero no cáncer de colon, esta cada uno de ellos relacionado con mutaciones heredables.

“Una observación que tiene grandes implicaciones en la práctica clínica fue que cerca de un tercio de las mujeres que portan mutaciones heredables, no tenían antecedentes personales de cáncer de mama ni antecedentes familiares de cáncer de mama ó de ovarios”, señaló Swisher. Esta gran proporción de riesgo irreconocible, explicó, probablemente sea el resultado de los efectos combinados del pequeño tamaño familiar, de que los genes de cáncer femenino se heredan de los padres que no están afectados y la simple posibilidad de que un gen mutado sea hereditario ó no hereditario.

Los investigadores también se encontraron que la edad a la que aparece este tipo de cáncer no estaba generalmente asociado con la probabilidad de tener una mutación heredada, ó con el gen en el que se sitúa la mutación. No hubo diferencias significativas en la tasa de supervivencia entre las mujeres que tenían una ó más de las mutaciones identificadas en este estudio y aquellas que no tenían estas mutaciones en particular.

Los resultaros de este estudio, concluyeron los investigadores, apuntan a la necesidad de desarrollar pruebas exhaustivas para la detección del carcinoma heredable en todas las mujeres con cáncer de ovario, de peritoneo ó de trompas de Fallopio, independientemente de su edad ó de su historial familiar. Los investigadores han trasladado a la ciencia clínica un paso hacia delante en el tiempo en donde las pruebas de análisis de un solo gen que cuestan miles de euros serán sustituidas por análisis en los que se ven muchos genes simultáneamente por un bajo precio.

El estudio denominado “mutaciones en 12 genes de cáncer de ovario, de trompas de Fallopio y carcinoma de peritoneo, todos heredables, son identificados por una secuenciación paralela masiva”, ha sido subvencionada por The National Institutes of Health, The Breast Cancer Research Foundation y el U.S. Department of Defense Ovarian Cancer Research Program.

Fuente: Science Daily

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