lunes, 13 de mayo de 2013

Descubierta una ruta para el posible tratamiento del síndome de Cushing


Un grupo de científicos del Salk Institute for Biological Studies han identificado una proteína que provoca la formación de tumores hipofisarios en la enfermedad de Cushing, un hallazgo que podría aportar a los clínicos una diana terapéutica para tratar este trastorno potencialmente mortal.
Una proteína denominada  Receptor Nuclear Testicular Huérfano 4 (TR4), es uno de los 48 receptores nucleares presentes en el ser humano, una clase de proteínas que se encuentran en las células y son las responsables de detectar las hormonas, y, como respuesta, regular la expresión de genes específicos. Usando un escaneo genómico, el equipo observó que TR4 es el responsable de regular el gen productor de la Hormona Adrenocorticotropa (ACTH), la cual se sobreproduce en tumores hipofisarios en la enfermedad de Cushing.
Los científicos se sorprendieron de esta relación, la cual no se había descrito antes; por lo que atacando a esta ruta se podría beneficiar terapéuticamente el tratamiento de la enfermedad de Cushing.
Los investigadores descubrieron que la sobreexpresión forzada de TR4 tanto en células humanas como de ratón, incrementa la producción de ACTH, la proliferación celular y las tasas de invasión tumoral. Fenómenos que se revierten cuando se reduce la expresión de TR4
La enfermedad de Cushing, descrita hace más de 80 años, se trata de un trastorno raro el cual está causado por tumores hipofisarios o por un exceso de crecimiento de la hipófisis. Las personas que padecen esta enfermedad, presentan unos niveles elevados de ACTH, la cual estimula la producción y liberación de cortisol, hormona producida normalmente durante situaciones de estrés.
Aunque estos tumores hipofisarios casi siempre son benignos, provocan un aumento excesivo de las secreciones de ACTH y cortisol, los cuales producen varios síntomas debilitantes, como son diabetes, hipertensión, osteoporosis, obesidad y trastornos psicológicos. El primer tratamiento consiste en la eliminación quirúrgica del tumor, sin embargo, la enfermedad reaparece en un 25% de los casos.
Los tumores hipofisarios son extremadamente difíciles de controlar, para lo cual hay que matar las células de la hipófisis que están proliferando, lo cual puede prevenir la producción de la hormona de vital importancia.
Estudios previos encontraron que el TR4, por sí mismo, ya es un objetivo normal para otras moléculas de señalización de la hipófisis. Se podrían aplicar para interrumpir esta cascada de señalización pequeñas moléculas inhibidoras las cuales ya habían sido desarrolladas para el tratamiento de otros tipos de cáncer.

Fuente: Science Daily

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