Metástasis de cáncer de mama en el hígado. Fuente: cancer.gov |
Alrededor del 90% de las muertes producidas por cáncer están causadas por tumores secundarios, conocidos como metástasis, el cual se extiende desde el sitio original del tumor.
Para volverse móviles y poderse liberar del tumor original, las células cancerígenas necesitan la ayuda de otras células de su ambiente. Muchas células han sido implicadas en este proceso, entre las que se incluyen células del sistema inmune y células que forman parte del tejido conectivo. Otro colaborador en la metástasis son las plaquetas, células de la sangre cuya función normal es promover la coagulación de la sangre.
El papel exacto jugado por las plaquetas no ha sido claro, pero un nuevo artículo de Richard Hynes y sus colegas, han mostrado que las plaquetas liberan señales químicas que inducen a las células tumorales que sean más invasivas, y que se planten por ellas mismas en nuevos lugares. Los hallazgos, publicados en la revista Cancer Cell, pueden ayudar a los investigadores a desarrollar fármacos que puedan prevenir la extensión del cáncer, si el diagnóstico del cáncer se realiza antes de que se produzca metástasis.
Durante muchos años, los biólogos que investigan en el cáncer creían que las plaquetas ayudarían a promover la metástasis ayudando a las células a formar grandes agrupaciones, permitiéndole a las células cancerígenas quedarse atascadas en nuevas localizaciones más fácilmente. Sin embargo, algunos biólogos sospechaban que deben de tener un papel más activo, porque éstos contienen muchos factores de crecimiento y citoquinas, muchos de los cuales pueden estimular el crecimiento de las células cancerígenas.
Antes de que las células cancerígenas puedan metastatizar, por lo general sufren un cambio conocido como transición epitelio-mesenquimal (EMT). Durante su cambio, las células pierden su habilidad de adherirse unas a otras y comienzan a migrar lejos de su localización original.
Myriam Labelle, una investigadora postdoctoral en el laboratorio de Hynes, y autora principal del artículo, ha encontrado que las células cancerígenas podrían experimentar su transición si crecían en contacto con plaquetas en una placa de laboratorio. Entonces analizó qué genes han sido activados en las células metastatizadas y se encontró que los genes activados por el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β) estaba muy activo. Ya se conocía que el TGF-β promueve la transición epitelio-mesenquimal. Labelle entonces demostró que la eliminación del TGF-β de las plaquetas bloquea la metástasis in vivo.
“Este trabajo mostró que las plaquetas no son sólo un escudo para las células cancerígenas circulantes, pero también son un equipo de viaje del estímulo pro-invasivo”, dijo Joan Massagué, catedrático de biología del cáncer y genética del Sloan-Kettering Institute, el cual no forma parte del estudio. “Desde hace alrededor de 3 décadas, las plaquetas han sido conocidas como la fuente más rica de TGF-β en el cuerpo, sin embargo, es sólo ahora cuando alguien se dio cuenta del papel importante que juegan las plaquetas como fuente de TGF-β en la diseminación del tumor.
Una interacción compleja
En otros experimentos, Labelle encontró que las células cancerígenas podrían no volverse metastáticas si únicamente se exponen a TGF-β, lo que sugiere que necesitan una señal adicional de las plaquetas.
Las plaquetas liberan muchas substancias químicas diferentes a TGF-β, éstas son “pequeñas bolsitas de factores de adherencia y de crecimiento”, diseñadas para promover la cicatrización de las heridas, dijo Hynes, miembto del David H. Koch Institute for Integrative Cancer Research en el MIT. Sin embargo, ninguno de estas substancias químicas era suficiente por sí misma para promover metástasis. Labelle encontró que el contacto físico directo entre las plaquetas y las células cancerígenas era necesario para que las células tumorales se vuelvan metastáticas.
Específicamente, cuando las plaquetas entran en contacto con las células tumorales, de alguna manera activan la ruta del NF-kappa-b, el cual está implicado en regular la respuesta inmune a una infección. Ambas señales, la activación de la ruta NF-kappa-b y la liberación de TGF-β, son necesarias para que ocurra el cambio.
Cuando las células tumorales reciben el estímulo inicial para que se vuelvan móviles mientras están en su localización original, Hynes y Labelle sospechan que el impulso adicional que reciben de las plaquetas una vez las células entran al flujo sanguíneo hace que les sea más fácil a las células atravesar las paredes de los vasos sanguíneos en el sitio en el que se va a desarrollar el nuevo tumor.
También se sospecha que los leucocitos promueven la metástasis, Labelle está ahora realizando experimentos para averiguar cuál puede ser su papel y cómo podrían trabajar junto con las plaquetas. También está examinando cómo las plaquetas son capaces de activar la ruta del NF-kappa-b en las células tumorales.
Una mejor comprensión de las señales que una célula tumoral necesita para poder metastatizar puede ayudar a los investigadores a desarrollar fármacos que puedan prevenir el desarrollo de dichas metástasis. “Es esencial comprender exactamente qué es lo que hacen las plaquetas, eventualmente esto podría ser una oportunidad para fármacos que puedan tratar la metástasis”, dijo Labelle.
Este enfoque podría ser útil para detener el crecimiento de tumores primarios o impedir que se extienda la metástasis, pero esto no tendría mucho efecto sobre tumores secundarios que ya se hayan formado.
Fuente: Science Daily.
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