lunes, 25 de julio de 2011

Científicos relacionan dos variantes de Linfoma de Hodgkin con un mayor riesgo de tener un segundo cáncer

Superar un cáncer supone una gran victoria,sin embargo, en muchos casos, sobre todo cuando la enfermedad se ha producido en la infancia, la probabilidad de sufrir un segundo tumor años más tarde es alta. La mayoría de las ocasiones el nuevo cáncer se debe a los tratamientos empleados para eliminar el primero. Conocer quién puede tener más riesgo de pasar por otro cáncer puede ser útil para programar un tratamiento más “suave” en la medida de lo posible. Un estudio publicado en la revista Nature Medicine acaba de relacionar dos variaciones genéticas que generan, en las personas quienes portan una de ellas, una probabilidad mayor de desarrollar un segundo proceso cancerígeno tras haber tenido en su infancia un linfoma Hodgkin.

Casi el 20% de las personas que han tenido un linfoma Hodgkin cuando fueron niños vuelve a tener que hacer frente al cáncer en su etapa adulta. Aunque este tipo de linfoma suele tener un buen pronóstico, el 90% de los pacientes lo supera, el tratamiento que precisa, que se basa en una combinación de radioterapia y quimioterapia, conlleva un riesgo de fomentar la aparición de un segundo cáncer a largo plazo. Y, aunque puede aparecer en cualquier parte, los órganos más afectados son aquellos que suelen recibir más radiación como la glándula tiroides, la piel, el tracto gastrointestinal y el pecho ,en el caso de las mujeres.

Investigadores de diferentes universidades estadounidenses y de la Universidad de Alberta (Canadá) han estudiado las alteraciones genéticas que presentaban 96 personas que, después de sufrir un linfoma de Hodgkin, tuvieron un segundo cáncer, y de otras 82 personas que no volvieron a sufrir ningún tumor. Los resultados que obtuvieron analizando estos casos fueron que había tres mutaciones genéticas que aparecían con mucha más frecuencia en los sujetos que desarrollaron un segundo tumor. Aunque, cuando repitieron este análisis en otros 133 pacientes, comprobaron que sólo dos de esas tres variaciones genéticas eran significativas.

Modifican un gen protector

Las dos mutaciones se encontraron en una pequeña región del cromosoma 6 conocida como 21q. Esta zona está cerca de un gen llamado PRDM1 que, según estudios previos, está involucrado en los procesos de muerte celular. También se sabe que no presenta actividad en muchos tipos de cáncer. Lo que se ha observado en este nuevo estudio es que las variaciones genéticas asociadas con un mayor riesgo de cáncer parecen disminuir la activación del gen PRDM1 y por tanto anulan su papel protector frente al proceso cancerígeno.

Entre los casos analizados, casi el 33% de los pacientes con ambas mutaciones desarrolló un segundo cáncer.

"Nuestros resultados apoyan el nuevo papel de PRDM1 como un gen supresor de tumores generados en respuesta a la radiación recibida por la radioterapia. Puede ser importante para comprender las causas del segundo tumor en supervivientes de un linfoma Hodgkin al igual que en otros pacientes tratados con radioterapia", señala Kenan Onel, principal autor del estudio.

Según este especialista en pediatría, "estos resultados significan que podemos identificar mejor a los niños más susceptibles a los tumores inducidos por la radiación antes de comenzar su tratamiento y modificar así su cuidado para prevenir estas graves complicaciones a largo plazo. Por suerte, las opciones para el linfoma Hodgkin son lo suficientemente amplias como para que podamos encontrar formas para controlar la enfermedad inicial sin depender de la radioterapia".

Fuente: El Mundo

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