lunes, 5 de septiembre de 2011

Bacterias probióticas pueden reducir la ansiedad y la depresión

Las bacterias probióticas poseen el potencial de alterar la neuroquímica cerebral y tratar la ansiedad y trastornos relacionados con la depresión, según una investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

La investigación, llevada a cabo por el doctor Javier Bravo y el profesor John Cryan en el Alimentary Pharmabiotic Centre en la University College de Cork, junto con colaboradores del Brain-Body Institute en la McMaster University de Canadá, demostraron que ratones alimentados con Lactobacillus rhamnosus mostraron que tenían reducción significativa del estrés, ansiedad y depresión, todo ello relacionado con el comportamiento que ratones alimentados sólo con caldo. Por otra parte, la ingestión de la bacteria produjo que los ratones tuviesen unos niveles significativamente más bajos de la hormona inductora de estrés, la corticosterona.

“Este estudio identifica los potenciales objetivos en el cerebro y una ruta a través de la que ciertos microorganismos del intestino pueden alterar la química y el comportamiento del cerebro de ratones. Estos resultados ponen de manifiesto el papel importante que juega la microbiota del intestino en la comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro, abriendo así una oportunidad interesante para desarrollar estrategias basadas únicamente en el empleo de microorganismos para tratar los trastornos psiquiátricos relacionados con el estrés, tales como la ansiedad y la depresión”, dijo John F. Cryan, profesor de anatomía y principal investigador de la Science Foundation Ireland, financiada por la Alimentary Pharmabiotic Centre, perteneciente a la UCC.

Los investigadores también demostraron que una alimentación regular con la cepa de Lactobacillus provoca cambios en la expresión de receptores para el neurotransmisor GABA en el cerebro del ratón, esta es la primera vez en la que se ha demostrado que los probióticos tienen un efecto potencial en la química cerebral en situaciones normales. Los autores también han establecido que el nervio vago es el dispositivo de unión entre la microbiota intestinal y el cerebro. Este sistema de tres vías de comunicación es conocido como el eje microbiota-intestino-cerebro, y estos hallazgos destacan el importante papel de las bacterias en la comunicación entre el intestino y el cerebro, y sugiere que ciertos probióticos pueden llegar a ser coadyuvantes útiles en la terapia de trastornos psiquiátricos relacionados con el estrés.

Fuente: Science Daily

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