No importa el tipo de quimioterapia que se emplee para el tratamiento del
tumor, muchas células cancerígenas recurren a la misma táctica de
supervivencia: Empiezan a comerse a sí mismas.
Científicos de la Brigham Young University han descubierto las dos
proteínas que se emparejan y ponen en marcha este proceso, conocido como
autofagia, que podría volver a los tumores más quimio-sensibles.
"Esto nos da una vía terapéutica para atacar la autofagia en los
tumores", dijo Josh Andersen, un profesor de química de esta Universidad.
"La idea sería hacer los tumores más quimio-sensible. Se podría atacar a
estas proteínas, de tal manera que se bloquee el mecanismo de autofagia, lo que
permitiría que con dosis más bajas de quimioterapia se pueda mejorar la
supervivencia del paciente."
Con dosis más bajas, los efectos secundarios serían más leves. Varios
laboratorios llevaron a cabo la búsqueda de este interruptor. Por una buena
razón, varios laboratorios diferentes comenzaron a investigar con una proteína llamada
Atg9 como su principal responsable y luego buscaron su cómplice entre miles de
otras proteínas.
Pero el equipo de la Brigham Young University, compuesto principalmente por
estudiantes predoctorales, tropezó en la búsqueda de forma inesperada, al
investigar en una dirección diferente. Querían saber por qué las células
cancerígenas producen en exceso una proteína denominada 14-3-3 zeta.
Usando tejidos de una biopsia de cáncer de mama, obligaron a las células
tumorales a que sufriesen autofagia, privándolas de oxígeno y glucosa. En
comparación con un grupo control, observaron que estas dos proteínas sólo se
unen cuando son atacadas. Esto es debido a que el estrés hace que la
proteína Atg9 sufra una modificación que
permite a la proteína 14-3-3 zeta que se una a ella, cambiando la célula
cancerígena al modo supervivencia.
"Este enfoque único que hemos utilizado, en parte, por suerte, nos dio
una ventaja", dijo Andersen. "Yo no creo que hubiéramos descubierto
esto a través de los enfoques más convencionales."
Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Molecular and
Cellular Biology .
Andersen señala que ya existen varios medicamentos que podrían bloquear la
autofagia y hacer más efectiva la quimioterapia. Uno de ellos se llama
cloroquina, un medicamento contra la malaria inventado en 1934. En el caso de
que este y otros inhibidores actuales puedan emplearse de forma segura o no
sean efectivos, el estudio ofrece un plan para el desarrollo de un fármaco
específico para esta acción.
Fuente: ScienceDaily
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