Las células del cerebro denominadas microglía, “podan” las conexiones del cerebro, dando forma a las conexiones cerebrales, según han descubierto científicos pertenecientes al Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), en un laboratorio de Monterotondo, Italia. Este hallazgo, que ha sido publicado recientemente en la prestigiosa revista Science, podría ayudar a explicar trastornos del desarrollo neuronal, como es el caso del autismo.
“Estamos muy entusiasmados, porque nuestros datos muestran que la microglía es fundamenteal para conseguir una adecuada conectividad en el cerebro”, afirma Cornelius Gross, quien dirigió el trabajo, “Las células de la microglía se `Comen´ sinapsis para hacer espacio a contactos más efectivos entre las neuronas y favorecer su crecimiento”, añade.
La microglía está relacionada con el sistema inmune, y ésta engulle patógenos y deshechos celulares; los científicos sabían ya que la microglía realiza la misma tarea de limpieza cuando el cerebro, “tragando” neuronas muertas o moribundos. Al observar el cerebro de un ratón en desarrollo bajo el microscopio, Gross y sus colegas encontraron en el interior de las células de la microglía proteínas de las sinapsis, lo que indica que estas células son capaces de engullir sinapsis, las cuales son las conexiones entre las neuronas.
Con el objetivo de continuar con la investigación, los científicos emplearon ratones transgénicos, los cuales portaban una mutación que reducía el número de células de la microglía en el cerebro en desarrollo del ratón.” Lo que vimos fue similar a lo que otros han observado en algunos casos de autismo en seres humanos, se observaban muchas más conexiones entre las neuronas que normalmente”, dice Gross. “Por lo tanto, debemos de ser conscientes de que los cambios en el mecanismo de trabajo de la microglía podría suponer un factor importante en los trastornos de desarrollo neuronal que alteran las conexiones del cerebro.
La mutación que los científicos emplearon tiene efectos temporales, por lo que finalmente aumenta el número de células de la microglía y el cerebro del ratón establece las conexiones correctas; sin embargo esto sucede más tarde en el desarrollo de lo que debería y Gross y sus colaboradores se preguntan si este retraso tendrá alguna consecuencia a largo plazo, es decir si esto afecta a la conducta de los ratones. Al mismo tiempo, el equipo de Gross se planea investigar cómo se comporta la microglia en un cerebro adulto sano, en donde su papel es por ahora desconocido.
Fuente Europa Press
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